El deterioro medioambiental que viene sufriendo el planeta,
acelerado en los últimos años, amerita evaluar el fomento de cualquier
actividad económica a la luz de su sustentabilidad ambiental y su contribución
o no a los objetivos globales de preservación de la Tierra.
En tal sentido, cabe destacar que la apicultura es una
actividad amigable con el medioambiente, a la
vez es testigo del posible deterioro ocasionado por otras producciones.
Aquí radica la importancia de que los países, en este caso Nicaragua, sostengan
y fomenten a la apicultura.
En primer lugar, la apicultura contribuye a la biodiversidad
por la polinización. Además, contrariamente a otras actividades económicas, no
depreda los recursos naturales. Se basa en un recurso renovable (flora de
interés apícola) y no lo agota con su utilización. Si la flora apícola no
alcanza para la carga de colmenas, las damnificadas son las abejas, al no poder
obtener alimento.
Por el contrario, la destrucción del medioambiente atenta
contra la apicultura. En las regiones en que se elimina la flora apícola
(generalmente nativa), ya sea por actividades agrícolas o industriales, el
recurso con que cuentan las abejas disminuye. De manera que ante la ausencia de
cambios climáticos importantes (por ejemplo una sequía), la disminución de la
producción de la colmena puede estar indicando compromisos ambientales.
A diferencia de otras actividades, el fomento de la
apicultura no necesita de acciones directas y adicionales para la protección
del medioambiente. Es suficiente con un adecuado manejo productivo y una
difusión de la actividad a lo largo del territorio. Esto garantizará el cuidado
del medioambiente y también alertará sobre cualquier desmanejo ocasionado por
otras actividades económicas (por ejemplo, tala de bosques).
Fuente ; Api-guia.com
Apicultor; Ing.Vicente Giner
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